Los 8 mejores libros de Antón Chéjov

Los mejores libros de Antón Chéjov son referentes esenciales de la narrativa moderna, reconocidos por su precisión, humanidad y capacidad para retratar la vida cotidiana con sutileza. Su obra, marcada por la observación de lo ordinario, los silencios y los gestos mínimos, germinó en la Rusia de finales del siglo XIX, un tiempo de tensiones sociales y cambios culturales.
Antón Pávlovich Chéjov (1860-1904) nació en Taganrog, en una familia de comerciantes modestos. Estudió medicina en Moscú y ejerció como médico, combinando su vocación científica con la escritura. Esta formación le permitió desarrollar una mirada clínica y compasiva sobre la condición humana, que trasladó a sus relatos y obras de teatro. Desde joven publicó cuentos en revistas literarias, mostrando ya su talento para capturar la esencia de la vida cotidiana y los conflictos internos de sus personajes.
Chéjov ocupó un lugar singular dentro de la generación de escritores rusos de finales del XIX, con una visión más sutil y sobria que la épica de Tolstói o la intensidad psicológica de Dostoievski. Se inspiró en la literatura europea de su tiempo, admirando a Flaubert por la precisión narrativa y a Maupassant por la economía de medios, y ejerció influencia sobre autores posteriores como Raymond Carver y Alice Munro, quienes reconocieron su maestría en el cuento breve.
Esta selección reúne sus libros y colecciones más representativos, aquellos que condensan su talento para mostrar la vida con humor, ternura y agudeza. Tanto si es tu primera aproximación a Chéjov como si buscas redescubrir sus textos, aquí encontrarás una guía clara para adentrarte en el universo de uno de los grandes observadores del alma humana.
¿Buscas una recomendación rápida?
Estos son los mejores libros de Chéjov para iniciarte en su obra:
- La dama del perrito (1899)
- El pabellón n.º 6 (1892)
- La estepa (1888)
- El monje negro (1894)
- La gaviota (1896)
- El jardín de los cerezos (1904)
- Tío Vania (1899)
- Las tres hermanas (1901)
¿Quieres saber por qué estos títulos son esenciales en la obra de Chéjov? A continuación los exploramos uno a uno, con su contexto, temas principales y el momento vital en que fueron escritos.
1. La dama del perrito (1899)

Nota media: 4.2/5
Un hombre casado, Gúrov, conoce a una joven llamada Anna Serguéievna en Yalta durante unas vacaciones en la costa del mar Negro. Lo que comienza como una aventura sin importancia se transforma poco a poco en un vínculo real y persistente, marcado por la culpa, el deseo, el tedio conyugal y la insatisfacción vital. Chéjov retrata con una delicadeza extraordinaria las contradicciones de los sentimientos, el desencanto de la vida burguesa y el peso emocional de las decisiones no tomadas, dejando entrever el vacío existencial bajo la rutina social.
Chéjov escribió este relato en sus últimos años, ya enfermo de tuberculosis y retirado en Yalta. Es una obra madura y contenida, donde logra retratar un conflicto interior sin dramatismo excesivo ni juicios morales.
“La vida real transcurre fuera del matrimonio, en secreto, en lo prohibido.”
2. El pabellón n.º 6 (1892)

Nota media: 4.1/5
El doctor Andréi Raguin, director de un hospital psiquiátrico en una ciudad de provincias, entabla conversación con Iván Gromov, un paciente lúcido pero internado por sus ataques de paranoia. A través de estos diálogos cargados de tensión filosófica, Raguin comienza a cuestionar el sentido de su vida, su pasividad moral y la indiferencia del sistema médico. La atmósfera de absurdo y crítica social recuerda el humor grotesco de Gógol, aunque Chéjov lo suaviza con una mirada más humana y compasiva, centrada en la vulnerabilidad y dignidad de los personajes.
Chéjov escribió esta obra tras años trabajando como médico rural, donde fue testigo de la deshumanización en centros psiquiátricos. En 1892, vivía en Melijovo, donde compaginaba la medicina con la literatura y enfrentaba el deterioro de su salud.
“La indiferencia hacia el sufrimiento ajeno es el principio de la descomposición moral.”
3. La estepa (1888)

Nota media: 4.0/5
Un niño viaja por la vasta estepa del sur de Rusia para asistir a la escuela. Al estilo de Turguéniev o incluso de Jack London en la atención al paisaje y la naturaleza, Chéjov convierte la estepa en un personaje que refleja la transformación interna del niño. Más que una historia lineal, es un retrato atmosférico lleno de detalles sensoriales y melancolía. Durante el trayecto surgen historias, silencios y observaciones que revelan tanto la inmensidad física del territorio como la emocional del protagonista, que intuye que algo está cambiando para siempre.
Esta novela breve marcó un punto de inflexión en la carrera de Chéjov. Fue su primera obra publicada en una revista literaria de prestigio («Severny Vestnik») y le ganó el respeto de figuras literarias importantes.
“El mundo se abría ante él como la estepa: ancho, incierto y lleno de presagios.”
4. El monje negro (1894)

Nota media: 4.0/5
La historia sigue a un erudito cuya vida tranquila y racional se ve perturbada por la aparición de un monje negro, que lo seduce con promesas de poder y superioridad espiritual. Lo que comienza como fascinación se transforma en obsesión, y pronto su mente y cuerpo empiezan a resquebrajarse. Con ecos de Poe, construye un relato donde lo sobrenatural se mezcla con lo psicológico, mostrando cómo la búsqueda de grandeza y sentido puede llevar al aislamiento y la autodestrucción.
Chéjov escribió este relato durante una etapa introspectiva, tras una crisis de salud. Reflexiona aquí sobre el desgaste psicológico del artista y la tensión entre idealismo y cordura.
“El hombre que se cree elegido es, tal vez, el más perdido de todos.”
5. La gaviota (1896)

Nota media: 3.8/5
En la finca de la familia Sorin, se cruzan las vidas de artistas y familiares durante unas vacaciones. Los personajes se enfrentan a amores no correspondidos, ambiciones frustradas y rivalidades. Entre ensayos, lecturas y paseos por el jardín, se revelan los celos, la envidia y la incomunicación que marcan sus relaciones. En autor muestra con delicadeza cómo los sueños se desvanecen y la rutina diaria erosiona la vida emocional, combinando tragedia y comedia en un retrato íntimo de la frustración humana.
Aunque su estreno fue un fracaso, el director Stanislavski la recuperó y la convirtió en un hito del teatro moderno. Chéjov, que había abandonado temporalmente el drama, volvió con fuerza tras esta obra.
“No hables de la vida con palabras solemnes, vívela con los pies descalzos.”
6. El jardín de los cerezos (1904)

Nota media: 4.1/5
La obra narra la última etapa de una familia noble que enfrenta la venta de su finca y del jardín de los cerezos, obligado a desaparecer bajo nuevas construcciones. Cada miembro refleja una reacción distinta ante la pérdida. Algunos se aferran al pasado, otros buscan adaptarse, y otros permanecen paralizados por la nostalgia y la inacción. Chéjov pretende mostrar la transición de una sociedad en decadencia, el choque entre lo viejo y lo nuevo, y la vulnerabilidad humana ante el tiempo y los cambios inevitables.
Esta fue la última obra que escribió. Murió poco después de su estreno. El Teatro de Arte de Moscú, con Stanislavski al frente, la representó como drama, aunque Chéjov insistía en que era una comedia.
“Toda Rusia es nuestro jardín.”
7. Tío Vania (1899)

Nota media: 3.9/5
En una finca rural, Vania y los demás personajes viven consumidos por la rutina, los sacrificios y los sueños incumplidos. La llegada del profesor Serebrákov y su joven esposa Elena actúa como catalizador, despertando celos y resentimientos. Cada personaje enfrenta a su manera la frustración de su existencia, la sensación de tiempo perdido y la búsqueda de propósito en la vida cotidiana. Chéjov combina humor, ternura y melancolía para retratar la impotencia ante las decepciones, ofreciendo un retrato íntimo y profundo de la condición humana.
Chéjov reescribió aquí una obra anterior (El bosque, 1889), logrando mayor profundidad emocional. Tío Vania fue bien recibida en el Teatro de Arte de Moscú y consolidó su prestigio como dramaturgo esencial de su tiempo.
“Vivimos nuestras vidas y después morimos… y eso es todo.”
8. Las tres hermanas (1901)

Nota media: 4.0/5
Tres hermanas jóvenes, hijas de un general fallecido, sueñan con regresar a Moscú y escapar de la monotonía provincial. Pasan los días entre el cuidado de su hogar, las pequeñas obligaciones familiares y los intentos frustrados de encontrar propósito. A medida que la vida transcurre, los hermanos, el resto de la familia y conocidos revelan tensiones y desencantos acumulados, mostrando cómo el entorno limita sus aspiraciones y genera una parálisis emocional que consume lentamente sus vidas.
La obra fue escrita cuando Chéjov ya vivía en Yalta por razones de salud. Su visión se volvió más sombría, pero también más humana. Refleja el desencanto de una generación entera.
“¡A Moscú, a Moscú, a Moscú!…” (pero nunca parten).
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